CARTA A UNA AMIGA
Querida amiga varón,
en los bancos de esta ciudad se negocia con la confianza
las propagandas por las calles tienen el deber de prometerla
porque nos la roban (¡porque nos la roban!).
Voy a serte sincero,
me encuentro yo ahorita en la red de la Incertidumbre,
trepándome con certeza hacia los escombros de estas ciudades rotas,
oliendo las pérdidas de las ganancias,
adaptando el pequeño andar
con la gran multinacional.
Pues así es: Incertidumbre me lleva a la unidad absoluta:
la desgracia de todas las razones
así como a las razones de lo aparentemente impredecible.
Te hago la confesión de algo que se me acaba de ocurrir:
soy la literatura fallida del siglo treinta y dos.
Soy letras en polvo: inútiles.
Soy huesos sin carne: vacías.
Hoy en día quien tiene más palabras, tiene más poder.
Disciplino mi autonomía
para no perder la luz
que me sostiene sobre el filo del cuchillo,
sin cortarme.
Dejo las esponjas en el piso
y friego,
friego,
friego hasta fregarme el alma.
Hasta que el brillo opaco se luzca en mi vientre.
Y cuando hablo de vientre hablo de sentimientos.
Y cuando hablo de sentimientos hablo de sentir.
Y cuando hablo de sentir hablo de ir con los sentidos.
Fregar,
fregar hasta el aparecer del genio.