REFLORECER

 

Tiemblo en un suspiro.


Cuando el corazón sana,
los deseos se disuelven en reflejos de luz de sol
sobre un lago calmo.
Nada se pierde,
en lo que ha durado su tiempo.
Es ciego el corazón,
cuando el dolor le cubre los ojos,
y camina resistiéndose a la muerte.
Bienvenida suerte,
toco fondo y muero.
Suelto el nervio tendido entre mis ojos,
y descanso sobre el lecho de mi última siesta.
Hay un tiempo para inundar el colchón en lágrimas sin sal.
Me levanto al pasar de las horas,
y me lavo el cuerpo con paciencia.
Cuando marchito y reflorezco
del barro de mi desdicha,
se esculpe la virtud que perdura durante la tormenta.


Tiemblo otra vez, en otro suspiro.