VOLVER
Cuando, repentinamente, decidí cambiar de rumbo y doblar a la izquierda, todas las posibilidades de la parte derecha del camino alumbraron el camino opuesto. Las luces siempre me siguieron. Mis sombras, también.
Me asomo a la ventana y en mi respirar, siento la existencia de este barrio. Veo las casas, cada una con su luz.
Veo las luces, cada una con su casa. Cada fuego con su propio invernadero. Las palomas también encuentran en algún lado su hogar. Algunos huevitos quedan olvidados, abandonados sobre ventanales gastados.
El ruido de los cables de acero que golpean contra la pared del edificio de enfrente, es testigo de un pedazo de mi vida pasada. Me lleva a un lugar lejano, casi olvidado. Me hace revivir mi muerte, el momento que pasó. Más yo hoy no soy la misma. Un poquito, muero todos los días. Otro poquito también, nazco en una fresca mañana, en una nueva idea, o en un nuevo sentir.
Esta noche, asomada a esta ventana, mirando las luces con sus casas y oyendo los cables de acero que golpean mi infancia, muere mi próximo futuro, y nace un remoto pasado que me dice: "enterráte, enterráte, espíritu que no quiere morir, que no quiere vivir. El camino del medio sirve para pasar de un mundo a otro, no para asentarse ahí".