SOBRE TODAS LAS ROSAS QUE IMPORTAN

 

 

Heme aquí,

honorable rey,

vengo a quebrar el tono

que aprendí a poseer.

La moral es como una hiedra

arraigada a mis huesos.

Desvestirme,

quitarme los velos,

acordar mi voz con el centro,

es ceremonia que comienza y que dura:

se extiende en los años

que brotarán en mi vida.